Pues eso.
Al cruzar la calle esperaba encontrarme el Mediterráneo, y no la Casa de Campo.
Pero las nubes son distintas. Las nubes de Madrid son distintas, las nubes de Madrid brillan con un resplandor rojizo antinatural, que no esta claro si da miedo, si es triste, amenazadante o cercano, humano.
Parecen humo. En todos los sentidos.
Y poco más. Olía a humedad.
Estoy solo.
Después ha empezado a llover.
sábado, junio 13, 2009
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4 comentarios:
No estás solo... el señor está contigo pfffff muajajajajajjaja
Madre mía... Esperaba un artículo interminable, absurdo e incomprensible. Pero este no es interminable.
Lo verdadero es siempre sencillo, pero solemos llegar a ello por el camino más complicado.
George Sand
Adivina quien es la de los comentarios con cita :)
Reconoce que te enamoraste de esa pringosa y pesada humedad, de subirte a los árboles y bañarte en el mar. Reconócelo.
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